Segunda novela del escritor, y amigo de la infancia, Jorge Álvarez Sanz. He de decir antes de nada que es una novela para mí difícil de reseñar de manera resumida, puesto que me ha inspirado un sinfín de emociones distintas debido a la cantidad de matices con que cuenta. Intentaré hacer una síntesis tratando de señalar lo más importante, sin spoilers.

No se trata de una novela de lectura ligera, y con ligera me refiero a que sea una literatura superficial, de la que lees una historia como el que ve una serie de Netflix, de consumo rápido. Es profunda y en esa profundidad es donde se debe disfrutar. Si alguien que se disponga a leerla me pidiera consejo sobre si hacerlo o no, obviamente le diría que sin ninguna duda lo hiciera porque va a disfrutar, pero que tuviera en cuenta que, en mi opinión, no es una narrativa en la que lo importante se encuentre en los giros argumentales, que los hay, o en las intrigas que esconda, que las hay, sino en la maravillosa lírica que encierran sus disertaciones sobre la vida y la muerte, el amor y el odio, lo divino y lo humano. No en vano, Jorge ya había publicado un poemario hace años y esta obra rezuma esa esencia poética de la que parece no poder renegar, afortunadamente.

Esto no quiere decir que el ritmo de la novela haga cuesta arriba su lectura, sino todo lo contrario. Una vez que empiezas a leer no puedes parar, y es porque Jorge sabe cómo enganchar al lector haciéndole partícipe de la historia con aspectos de los personajes y su filosofía con los que identificarte y a los que llegar a comprender.

Como yo lo veo, Juan, el protagonista de la historia, sirve de hilo conductor de la más pura crudeza que esconde la vida, la debilidad del ser humano, su imperfección, y cómo en su naturaleza está luchar por lo que cree justo y honesto hasta el fin de su existencia, de derrota en derrota con alguna victoria en el camino.

"No somos nada, simplemente tenemos una oportunidad, pero aún así podemos cambiarlo todo, que no es más que un gran conjunto de nada"

Aunque la historia cuenta unos 2 años de vida de los personajes en orden lineal, la evolución de Juan parece abarcar 10, dado que su lucha era una guerra eterna y aparentemente perdida desde el inicio y sus encrucijadas son tantas y variadas, aun contando todas con el mismo trasfondo esencial, que se habría entendido que Juan hubiera tirado la toalla en algún momento, como lo podría haber hecho cualquiera en la vida real.

"...quería saber las respuestas ya, sin ni siquiera haber comenzado a escribirlas, trazándolas en la letra de hoy, el presente, donde se distingue cómo van a ser los días venideros..."

Pero creo también muy ajustado a nuestra existencia, y que ello viene impreso en la genética de cualquier ser vivo, que por muchos revolcones que te den las circunstancias siempre hay un resquicio por el que asomar la cabeza y empezar de nuevo a alcanzar un estado de paz y conformidad con uno mismo, salvarse en definitiva.

"Escribir es un tren vacío, un viaje solitario, donde la destreza puede ser un pasaporte para llegar a estaciones concurridas, para después seguir con el camino"

En conclusión, nadie que lea el libro se va a sentir indiferente al acabar. Ya, durante la lectura de algunos pasajes, te sientes empujado a meditar sobre algunos conceptos de tanto peso como la amistad, el amor incondicional o el recuerdo de los seres queridos que ya no están. Es más, lo más probable es que te cambie en algún sentido, y eso pocos libros lo pueden hacer. Es un honor para mí figurar en los agradecimientos de Deudas de Marzo.

Por cierto, Jorge presentará su libro los días 7 y 8 de mayo, en la Feria del Libro de Boadilla del Monte (Madrid), en el Palacio del Infante Don Luis, caseta número 9. Os recomiendo hacerle una visita. Si queréis seguirle para saber cuándo hace presentaciones o, simplemente, para leer sus versos que publica diariamente, podéis hacerlo en Instagram.

Un comentario en “Deudas de Marzo, de Jorge Álvarez Sanz

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