La contradicción coherente

Sin razón aparente un día me vi inmerso en pensamientos aleatorios sobre el comportamiento de las personas en ciertos casos y por azar o inconscientemente llegué a una conclusión: debo pensar menos. En realidad esa no fue la única conclusión, también esta otra: los seres humanos somos eminentemente contradictorios. Increíble haber llegado yo solito a esto, ¿eh?.

En este momento tengo una opinión sobre un asunto en concreto, pero minutos más tarde o incluso simultáneamente, sin saber muy bien por qué, pienso todo lo contrario. Soy como una veleta. Un chaquetero. No hay quien me entienda. Estoy en la parra. Se me va la pinza, la olla, la almendra…

Es cierto que a priori se intuye que el ser humano cae fácilmente en contradicciones, y lo que es más absurdo, trata de corregirlas. Intenta no parecer incoherente con lo que ha mostrado de sí en el pasado, ya que hacer ver que ni tú mismo, pobre diablo, sabe qué es lo que quiere, es de débiles mentales.

Parte de la conclusión a la que he llegado es también que, igual que no rehuimos de nuestra naturaleza caduca porque es inherente a nosotros, no deberíamos rehuir del aspecto contradictorio que nos acompaña toda nuestra vida y que por cierto nos ayuda a conocernos. En el primer caso es obvio que no podemos renegar de hacernos viejos, pero en el segundo caso, tal vez porque parezca evitable forzando el comportamiento, no es tan obvio e intentamos denostarlo con esfuerzo sobrehumano que resulta decididamente inútil aunque algunas personas parezcan estrictamente coherentes. En realidad están haciendo un esfuerzo superficial y de embellecimiento exterior que tarde o temprano les dejará en off-side con el inconveniente de además sentir el ego herido. Y las causas que, en mi opinión, provocan esta contradicción son definitivas para aceptar que somos una cosa y la contraria, que el individuo cuenta con infinitas formas de pensar según el momento, sus experiencias, los sonidos, los colores, los rayos cósmicos o si hace frío o calor. No digo que sobre ciertos asuntos no tengamos una creencia firme pero mi opinión es que en esencia lo somos. 

¿Qué nos lleva a tener estos vaivenes espirituales? Si vamos tirando del hilo llegamos a los instintos animales del hombre, pero vamos a parar a medio camino en esta disertación y me quedaré con la naturaleza analítica del cerebro para los más dogmáticos, o el deseo del pensamiento de buscar respuestas para los más filosóficos. Nuestra inquietud, hacernos preguntas, buscar belleza en las cosas, perseguir lo perfecto, la complejidad de la personalidad, el amor, el odio, el carácter infinito del espíritu con sus infinitas posibilidades en su imaginación… si se lo tuviera que enunciar a un ingeniero (yo lo soy), le diría que somos un sistema no lineal y entra entonces en escena la teoría del caos, apasionante para los amantes de la ciencia.

El comportamiento humano quizás sólo sea explicable mediante la poesía. No creo que haya teoría posible que explique por qué yo, ahora mismo, veo inútil estar escribiendo esto aún siendo una de las cosas que más me llenan del mundo.

7 comentarios en “La contradicción coherente

  1. Somos incansables buscadores de «lo otro», lo que no poseemos; pues al mismo instante de tenerlo deja de ser interesante.
    Ya lo dijo Bécquer (bien lo señalas «El comportamiento humano quizás sólo sea explicable mediante la poesía»):
    «—Yo soy un sueño, un imposible,
    vano fantasma de niebla y luz.
    Soy incorpórea, soy intangible,
    no puedo amarte.
    —¡Oh ven, ven tú!»

  2. La poesía es una hermosa manera de encontrarse, la búsqueda nos lleva a esas contradicciones. Si no tengo inquietud de conocer, no tengo vaivenes. Los vaivenes no son mas que diferentes caminos a elegir, así que para mi, ese es un buen camino a seguir. Un abrazote.

    • Estoy de acuerdo, y es triste pensar que lo que normalmente se ve con mejores ojos es ceñirse al guión y no mostrar ninguna variación en la conducta para no ser incoherente, lo que conduce a la frustración y al tormento. Un abrazo y gracias por pasar 🙂

  3. Nacho… qué pensamiento profundo… precioso… gracias por compartir algo tan especial. Me encanta «no deberíamos rehuir del aspecto contradictorio que nos acompaña toda nuestra vida y que por cierto nos ayuda a conocernos» creo que precisamente de eso se trata… las contradicciones pueden ayudarnos a aprender, a conocernos más… y creo que por el simple hecho de ser seres humanos estamos llenos de contradicciones… Nacho… también coincido que el comportamiento humano puede ser explicable a través de la poesía… que de repente le da sentido a mucho que no logramos exponer de otra forma… Un cálido abrazo. Es una entrada tremenda… Felicidades…

  4. Muchas gracias, Zuri, si de alguien valoro sus opiniones sobre mis locuras hechas escrito es de ti.

    Yo estoy en constante proceso de conocerme, ya lo sabes 🙂

    Un abrazo.

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