Amigo

No perdonar es tan lícito como no dejarse engañar. Al fin y al cabo, el perdón generalmente se solicita tras causar un desengaño de cualquier tipo.
 
Aprender a vivir sin el perdón de un conocido es adaptarse a las circunstancias, y un ser humano medianamente desenvuelto sabe hacer eso perfectamente.
Aprender a vivir sin el perdón de un amigo, sin embargo, es algo complicado, aceptar un error que sabes que, posiblemente, jamás podrá ser enmendado, privándote para siempre de una conversación sobre cualquier cosa, una llamada en el momento más imprevisto y posiblemente más necesario…
Obviamente, no son esos momentos los que hacen especial la amistad, sino las personas que la forman.  
 
Hay amistades que nunca sufren rupturas.
Hay amistades que se rompen y tras un tiempo vuelven.
Y, por supuesto, hay amistades que se rompen y nunca vuelven. Entonces sólo queda aferrarse al recuerdo, pero, no estoy seguro de si, por la propia naturaleza de la amistad, esta situación jamás debe darse.
 
¿O es que aquello no era amistad?
 
Perdón.
 
 

 
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5 comentarios en “Amigo

  1. Hola, Nacho, tanto tiempo ¿cómo vas?
    Pues pienso que tal vez aquello no era una amistad tan intensa, ya sea por parte del que "ofendió" o del "ofendido" o de la magnitud del engaño y del por qué se produjo. Cuando ya no tiene arreglo posible, creo que lo mejor es tomar distancia para enfriar el dolor y el posible rencor.
    Un gran beso, Nacho y me alegra mucho saber de ti.

  2. mmm bueno dicen que la amistad si es verdadera es a prueba de machacones, impermeable, ignífuga y un montón de cosas más, todas ellas útiles para que la eleven a la categoría de tesoro. Si las ofensas, los ofensores y los ofendidos más los perdones no resultan, igual es que todo estaba en el cajón que no correspondía. Muchas gracias por tus palabras. Un abrazote

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