Mitad positivo, mitad positivo

Ayer me encontré con un amigo de la infancia, de aquellos que aparecen en muchos de los recuerdos que asaltan tu cabeza en cualquier momento. Vivimos en el mismo barrio hasta los 20, más o menos.

Reflexionando sobre el encuentro, recordé las escasez de preocupaciones, de los líos en los que nos metíamos, las conversaciones, los buenos ratos… Me contó que seguían viéndose mucha de la gente con la que nos juntábamos, que los que eran balas perdidas lo seguían siendo y bueno, todo muy parecido. Suena muy bien…con 20 años.

Mi sentimiento respecto de esto, es que en muchas encrucijadas en tu vida cuesta dar un paso que no sabes correcto, principalmente por falta de perspectiva. Me explico. Mis padres, en cierto momento, decidieron mudarse pensando en lo mejor para nosotros, y nosotros, sus hijos, que teníamos todas nuestras amistades en aquel barrio, y nos suponía problemas de diversa índole nos opusimos fervientemente. Pero ellos no dudaron. Pasando el tiempo, me doy cuenta de lo bien que hicieron, y cuánto me alegro de que lo hicieran. No quiero entrar al detalle de las razones, es sólo un paradigma. Quiero llegar a la conclusión de que los pasos hacia delante, los cambios, suelen traer cosas mejores aunque en un principio el cambio sea traumático y perjudicial. No es mirar el lado positivo, es que los cambios son positivos por sí mismos.

Otras veces resultan ser un error… que pasa a convertirse en lección de vida, y esta lección, a su vez, traerá cosas mejores en el futuro aunque deje una profunda cicatriz en nosotros. La vida es cambio y aprendizaje.

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